Como un sonoro llamado que se vuelve perentorio,
Es pronunciado mi nombre desde las puertas del Oscuro Manantial.
Al asomar mi rostro disimulando que no estoy loco,
Un manto se extiende sepultando mi humanidad.
El ser que con mis entrañas ahorco
Desparrama mi cuerpo en busca de libertad.
Cubierto del manto revolcándose y rugiendo aquel demonio,
Ha quedado atrapado mi último vestigio de unanimidad.
Pero brota una fuerza siniestra y sin reposo
Desgarrando todo obstáculo para la ira y la maldad.
Repantigado en mi abismo, ha escapado por un tramo tortuoso
Aquello que solÃa nombrar como mi unidad.
Es pronunciado mi nombre desde las puertas del Oscuro Manantial.
Al asomar mi rostro disimulando que no estoy loco,
Un manto se extiende sepultando mi humanidad.
El ser que con mis entrañas ahorco
Desparrama mi cuerpo en busca de libertad.
Cubierto del manto revolcándose y rugiendo aquel demonio,
Ha quedado atrapado mi último vestigio de unanimidad.
Pero brota una fuerza siniestra y sin reposo
Desgarrando todo obstáculo para la ira y la maldad.
Repantigado en mi abismo, ha escapado por un tramo tortuoso
Aquello que solÃa nombrar como mi unidad.
Daniel Andrès R.
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