martes, enero 18, 2011

Ritual


Escribiré en tu espalda tus pecados,
mientras oigo tu gritar por los cortes,
sí,
quiero ver como tu sangre tiñe mis pies, que esperan ser lavados por tu lengua, quiero ver como tu sangre buscará el camino para llegar a mi.
Y me sentaré en ese viejo sillón, sin patas, con resortes que hieren mi piel, que huele a ti, que es perfecto para la ocasión…
desde allí te observaré, callada y ansiosa de saber que ruta seguirá la pequeña navajilla y mientras tallas mis iniciales en mi cuerpo,
tú,
te desangrarás para mi.
Sentiré como mi saliva se apodera de mi boca,
ante tan estremecedor espectáculo,
y para que no notes ese mínimo momento de debilidad,
saciaré mi sed con un vaso de vino y me mirarás, como diciendo “debo parar”…
yo reiré con mi sonrisa hipócrita, te lanzaré el vaso y te pediré que lo llenes con tu vino dulce y salado…
y solo te miraré.
Beberé la rojiza pócima sentiré como algunas gotas bajaran por un costado de mi boca, de mi cuello y desaparecerán, se camuflaran con mis cortadas…
duele, duele, duele…
pero no importa, pues tú estarás sintiendo lo mismo que yo, el deseo es capaz de ganar la batalla al dolor…
El sonido de las goteras del techo, darán un extraño efecto a este momento,
la oscuridad de la habitación violada por la luz de una velas casi extintas desarrollarán un ambiente como el de un sitio prohibido,
como si realizáramos un acto indebido
y la verdad es que lo es.



Veronica Monserrat

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