Cuanto he podido amarte me di cuenta ese día que pasaste a mi lado mi
corazón erosionado latía con fuerza cada noche que venias con la luna a danzar
en la estrellas.
Nada ha sido en vano e velado tus sueños por más de mil años; mil años
invadidos por la ausencia sin poder sentir el calor de tu cuerpo deje de llorar
con el paso de los siglos ahora brota sangre de mis ojos al saber que me
olvidaste. Hasta hoy comprendí que no tiene caso amarte si no puedo tocarte; la
copa está rota de ella se derrama mi vida larga cada gota es síntoma de una
muerte lenta quiero sentir el cielo y no
el vació flotando en mis pies.
A lo lejos en el valle de anchas murallas los lobos de ojos rojizos y
blancos colmillos van tras su presa su estruendoso aullido me saca del letargo
la oscuridad es tan densa que sofoca el recuerdo que tengo de ti, las hijas de
la noche me esperan tomaron el control de mi vida y no pude hacer nada, su
maldición es como veneno se fue apoderando de mi poco a poco, entro por mis venas
y mi sangre tibia quedo tan fría que
podría arrancarme la piel intentando sin lograrlo enterrar cada huella de los
corazones malditos que con avaricia disfrazan el final.
Madrugadas frías, días de espesa neblina huele a tierra húmeda ya no
sale el sol en este extraño lugar. Tristes recuerdos soy el ayer olvidado y
muerto, vivo pero no existo no hay dulce más amargo que el amor nadie oye mi
voz, ni siquiera puedo hablar me gustaría ser inocente pero no lo soy hay
muchas cosas sobre mí que no me enorgullecen no quería perderte pero todo fue
inútil dramáticas y aterradoras imágenes ocultaron el mas infeliz destino en
pocos momentos todo quedo cayado como una tumba así de repente sobraron
razones, incline la frente y no volví a saber de ti.
Camino en las orillas del río cruce el mar para volverte a encontrar no
pude renunciar voy a buscar en épocas pasadas a el refinado sentimiento que de
entre las ruinas retoño provocando un efecto feroz que rompió el hechizo, no
pedí ser eterno; he labrado el paraíso pero le falta la luz es falso que el
destino nunca jamás se endereza. Quisiera decirte hoy que el mundo puede
esperar para que puedas dormir a mi lado hasta que el sol vuelva a salir…
Manuel Escobar
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